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9 de cada 10 personas no entienden la factura de la luz

Puede que te suene como una exageración, pero las encuestas dicen que 9 de cada 10 personas no entienden la factura de la luz. Tampoco se sabe que, en ocasiones, se paga a dos empresas distintas, distribuidora y comercializadora.

La factura de la luz es el comprobante de pago que el consumidor recibe por el abastecimiento de electricidad en un período determinado. En este documento, encabezado por los datos del cliente, aparece el desglose de cinco conceptos generales.

El primero que vamos a encontrarnos es el importe que pagaremos por la energía consumida. Por tanto, esta cuantía no será fija, sino que dependerá del consumo que tengamos en cada período de facturación.

Por el contrario, la cuantía que siempre es fija es la de precio de potencia, que corresponde a la que el cliente tiene acordada con la comercializadora de electricidad. El tercer factor que se contempla es el alquiler de equipos, si es que no cuentas con uno propio. Los últimos conceptos que se verán reflejados en tu factura son el impuesto eléctrico y el IVA, que supone el 21% del total.

Muchos usuarios ignoran si están en el mercado libre o en el regulado

Según la OCU, muchos usuarios ignoran, por ejemplo, si están en el mercado libre (en el que cada compañía puede fijar sus propias tarifas) o en el regulado (sí, el del PVPC). Entre otras cosas, porque las propias eléctricas alientan esta confusión.

Tampoco todos saben que con la factura se paga a dos empresas distintas, distribuidora y comercializadora. Y desde luego, son mayoría los que no tienen claro los conceptos desglosados que se incluyen en la factura.

El recibo de la luz esté formado por dos importes: un coste fijo por disponer de electricidad, que se paga por cada kW de potencia contratada y, por otro lado, el coste de la electricidad consumida. Ambos varían en función de la tarifa que tenga contratada.

A esto hay que añadirle otros conceptos (impuestos, alquiler del contador, otros servicios…)

  • En el mercado regulado todas las compañías estructuran de la misma manera las facturas.
  • En el libre, son libres de hacer las facturas como quieran.

El recibo de la luz está formado por dos importes: un coste fijo que corresponde al pago por la potencia contratada y un coste por la electricidad consumida. Aunque según el mercado y la comercializadora las facturas pueden presentar ligeras variaciones, generalmente comparten los mismos elementos.

En la parte superior, solemos encontrar el nombre de la compañía y el periodo de consumo (bimestral o mensual según si se cuenta con el nuevo contador con telegestión instalado).

En tercer lugar, aparece la referencia del contrato de suministro que, tal y como indica la OCU, es un dato fundamental para identificar una instalación aunque el usuario cambie de comercializadora. Una especie de ‘DNI’ del contador.

En cuarto lugar encontramos la tarifa de acceso o producto que determina la potencia contratada. Se trata de un importe fijado por el Ministerio y que indica también si el usuario tiene o no tarifa de discriminación horaria (DHA o A).

Se puede pedir el bono social con el objetivo de que los hogares que más lo necesitan puedan reducir la factura.

No menos importante es la potencia contratada que en la mayoría de los hogares oscila entre los 3.3 y 4.6 kW. Por debajo de los 3 kW se puede pedir el bono social con el objetivo de que los hogares que más lo necesitan puedan reducir la factura.

En este sentido, una de las novedades implementadas por el Gobierno en 2018 contempla la posibilidad de reducir la potencia, una medida recomendada para los hogares que tienen contratada más de la necesaria.

A continuación, deberíamos encontrar la descripción detallada de la factura donde aparecerán una serie de conceptos como la facturación por potencia contratada. Es decir, un importe fijo que se abona independientemente del consumo bajo una premisa: cuanta más potencia, más se paga.

En segundo lugar, por fin, la energía efectivamente consumida y que en el caso de la factura adscrita al mercado regulado cambiará según el coste de la energía en el mercado mayorista durante ese periodo.

También debemos tener en cuenta el impuesto sobre la electricidad. Otros gastos que se imputan en la factura de la luz es el alquiler del contador y cuyo gasto se calcula multiplicando el número de días del periodo de facturación por el precio del contador, salvo en los casos que el usuario sea el propietario del aparato.

Normalmente, este es propiedad de la distribuidora eléctrica. Por último, veremos reflejado el IVA que corresponde al 21% sobre el total de la factura.

A menudo, la factura incluye un gráfico de consumo para que el usuario pueda ver la evolución del consumo, así como la lectura del contador, que indicará también si se ha facturado sobre una lectura real o estimada.

Por supuesto, la factura debe incluir el número de factura, la fecha de emisión, vencimiento y periodo facturado así como los datos del titular. Que también aparecen en la parte superior (nombre, DNI, cuenta bancaria y dirección del suministro).

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